Bienvenidos a nuestra página, María Madre del Buen Pastor, Charco Azul-Cali (Colombia)
Con mucha alegría, con motivo de la fiesta de nuestro Fundador San Daniel Comboni que se celebra el 10 de octubre y en el primer aniversario de nuestra llegada a este barrio, les presentamos esta página de información y formación. Queremos compartir con todos aquellos que entrararan a nuestro sitio para informarse de nuestra convivencia con la gente, sus vidas, sus costumbres de este barrio de Charco Azul.
Que nuestro buen Dios nos ayude a construir un mundo cada vez más justo y fraterno.

10 de octubre de 2009

San Daniel Comboni, amigo de los esclavos

Los siglos XVIII y XIX estaba marcado por la comercialización de esclavos negros en el continente africano. Frente a esa cruda realidad y el menosprecio de la vida humana, Daniel Comboni, una gran misionero Italiano, nacido el 15 de marzo de 1831, en Limone Sul Garda, luchó, trabajó y entregó su vida por la salvación y liberación de los africanos. A pesar de ser el hijo único y sobreviviente de ocho hermanos, cuando Daniel decidió dedicar su vida a la evangelización de los africanos, sus padres no se opusieron, aunque les supuso un doloroso sacrificio, seguir el camino escogido: la vida misionera.
En su primer encuentro con los africanos quedó Daniel impresionado por la desgracia de los esclavos. Sin embargo, dos años después de entrar en África tuvo que regresar a Italia. Se había dado cuenta del mayor problema para evangelizar a ese continente: el clima y las enfermedades. El europeo duraba poco en África y el africano no resistía el frío o la vida europea sin desarraigarse. Ideó entonces el “Plan para la regeneración de África” que consistía en establecer misiones, escuelas, hospitales y universidades en lugares estratégicos a lo largo de la costa africana, rodeando todo el continente; lugares templados donde los europeos pudiesen convivir con los africanos. En esos centros se formarían los futuros cristianos: maestros, enfermeras, religiosas y sacerdotes nativos que luego se internarían en el continente para evangelizar las poblaciones y promover su desarrollo.
Los principios sobre los cuales se apoyaba el “Plan” son: 1° La evangelización de África, corresponde, ante todo, a los africanos. 2° Llamamiento a toda la Iglesia para trabajar conjuntamente en la evangelización de África con la colaboración de todas las instituciones misioneras masculinas, femeninas, religiosas y laicas. 3° Lograr que la evangelización y la promoción humana caminaran juntas y 4° Toda la actividad desarrollada debía confluir en la creación de comunidades cristianas estables.
En 1880 Comboni vuelve a África por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo.
El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. «Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá». El Papa, Juan Pablo II lo declaró santo, el 5 de octubre del 2003. Hoy la fiesta principal de Daniel Comboni se celebra cada 10 de octubre.
Hoy, la esclavitud toma variadas formas: por un lado, los países desarrollados mantienen a los países subdesarrollados bajo un régimen de servilismo y explotación, donde las cadenas y los látigos se han camuflado en los requerimientos del Fondo Monetario Internacional, el cual exige cada día más las reservas y recursos naturales como pago de intereses de una deuda externa agiotista y oportunista a la cual entregamos nuestra autonomía y nuestra propia supervivencia como pueblos; por otro lado, subsiste la venta y tráfico ilegal de personas, tráfico donde las principales –aunque no exclusivas- víctimas son los niños, los pobres, las mujeres, los desvalidos, los inmigrantes y las minorías étnicas o raciales. Sus actividades más frecuentes son: el trabajo forzoso en la agricultura y en la industria, la prostitución, la pornografía, el tráfico de drogas, el robo, el trabajo doméstico, la mendicidad obligatoria, la venta callejera, etc.